Noche De Verano.

Love Bus.

A Flor De Piel.

Vacaciones, Placer... Sensaciones.

Recorrer Los Sentidos

Soñar Contigo.

El cartero Llamo Solo Una Vez.

Treinta Días... Un Noche.

Buon Giorno Signorine.

Una Cita A Ciegas  

                                                                       Noche De Verano.

 

Una noche calurosa apenas sin brisa noche de verano.

Los poros de la piel desprendian esa fragancia tan particular de cada uno que nos define, una sensación de bienestar a la vez mezclada con el calor agobiante de la noche.

Sentada en la terraza esperaba que por algún lado se dejara aparecer la suave brisa que llegaba del mar.

Sin apenas moverme sentía que mis muslos empezaban a rezumar los acaricie lentamente y los separe dejando espacio suficiente para que mis dedos recorrieran la parte interior, cuando se aproximaron sentí un calor exagerado parecía como si se fueran a derretir, estire mi cuerpo sobre ese sofa de la terraza sin cerrar mis piernas.

Mi camisón era muy corto y escotado y quise comprobar si mi pecho quemaba igual que mis muslos... muy despacio deje caer uno de lo tirantes del camisón hasta conseguir que mi pecho sobresaliera.

En ese momento pensé que era una pena que mi lengua no pudiera alcanzar hasta mis pezónes para comprobar su calidez y su dureza deseando saborearlos.

Por mi cuello, por el centro de mi garganta bajaban unas leves gotitas que poco a poco se encaminaban hacia el centro de mis pechos,

seque esas gotitas con mi mano y sin pensarlo más acaricie mi pecho… fue perfecto.

Como si se tratara de un ritual, cerré los ojos, mordisquee mis labios con suavidad y fui acariciando mi pecho, un pecho firme, redondeado, con suavidad... con mucha suavidad lo rodee con mi mano.

Mi cuerpo se estiro sobre el sofá y mi pelvis se levanto un poco,

asi de esa manera pude ver un poquito mi ropa interior,

unas braguitas de color azul, transparentes, suaves, delicadas,

perfumadas con mi fragancia… así era la prenda que cubría mi sexo.

Me decidí a llevar mi mano por encina de esa prenda, así podría sentir el vello y como empezaba a latir mi sexo.

Mi cuerpo estaba encendido, revolucionado por las feromonas que desprendían y que parecía que gritaba Tomame una y otra vez !!

Durante un momento seguí con mis caricias sobre mi cuerpo sintiendo como mis pezones se endurecían y mi sexo se humedecía eso me volvía loca, sentir esa humedad en mi que mis muslos también la sintieran, necesitaba sentirla quería que mi cuerpo gritara de placer... y tu no estabas. Aun así sentía tu aliento sobre mi nuca, mi cuello y sentía como tus manos bajaban por mi garganta para secar esas gotitas de satisfacción, mi cuerpo había llegado a un punto en el cual solo con cerrar los ojos notaria, sentiría tu pene dentro de mi, deje bajar el otro tirante del camisón y mis pechos quedaron al aire... bellos, sensuales.

La noche seguía calurosa y aprovechando un refresco que tenia cerca busque cubitos de hielo, tome uno y lo metí en mi boca que empezo a derretirse rapidamente, a la vez otro cubito lo fui pasando por mi cuello bajando despacio hacia mi pecho, por mis pezones, el hielo que antes sirvio para refrescar mi bebida ahora me refrescaba a mi,

el contraste del frío contra el calor fue explosivo

y llegue a pensar que conseguiria el climax,

poco a poco y sin dejar de pensar en ti,

caía el agua del hielo bajando por mi cintura, mi pelvis,

llegando hasta el filo de mi ropa interior.

Mis manos estaban muy frías y todavía conservaban un trozo de hielo separe la braguita de mis caderas y conduje a mis manos hasta mi pelvis, así de excitante en ese estado de locura donde se llega a perder la razón baje un poco más hasta mi clítoris dejando mi mano hay sintiendo el frío que explosionaba con el fuego de mi sexo,

cerré mis muslos aprisionando mis manos.

Desee que tu miraras como me acariciaba como subía mi calor y mi excitación, movía mis glúteos arriba y abajo, seguía acariciándome poco a poco mientras el hielo se derretía, entonces baje un poco mis braguitas otro poco más hasta quitarlas totalmente, abrí las piernas pase el hielo entre mis labios vaginales hasta introducirlo en mi vagina tan caliente, con el contraste del frío me hacia disfrutar el placer era inmenso.

Seguía acariciandome, mordiendo mis labios, el hielo se derretía sobre mi, dentro de mi, pero aun así mi calor y deseo eran mucho más fuertes.

Seguía acariciándome, seguia... seguia.

Una suave brisa empezó a surcar el lugar donde estaba, moviendo mi pelo con suavidad recorriendo cada rincón de mi cuerpo desnudo las caricias fueron más lentas, pausadas.

Mi cuerpo se abandono al placer, cerré los ojos y disfrute del momento mientras mis piernas temblaban, la noche ya no parecía tan calurosa,

al menos el hielo refresco el ambiente y mi cuerpo.

Sentada en la terraza espere que amaneciera, recordé cada momento de mi juego con el hielo volviéndome a excitar una vez más.

Alguna vez se os paso por la cabeza experimentar algo asi ¿?

Cuando nuestro cuerpo esta extremadamente excitado, caliente, el pene erecto, los pezones endurecidos, el sexo palpitando, el volcan a punto de estallar... y esos cubitos de hielo se pasean entre nuestros plieges de la piel entrando en los lugares mas escondidos... que delicia!!

 

                                                                                    DamaDeNoche